Instalación con pintura fotoluminiscente.
¿Puede el arte colarse por entre nuestra inaudita indiferencia para revertir la anestesia frente al dolor ajeno?
¿Cómo aludir a la memoria?
¿Es posible representar la ausencia?

En mi búsqueda en el campo de la creación he aludido de manera recurrente a la captura de la experiencia ajena mediante en el testimonio y el relato para vincular afectos y para emplear la potencia de lo sensible como medio de denuncia. Me he apropiado de la palabra y del recuerdo significativo de historias verdaderas de violencia ejercida hacia los más débiles y a través del dibujo he intentado visibilizar ciertas problemáticas que me parece urgente atender. Así, la memoria, el relato y la imagen al presentarse, confirman una manera de resistir.

La inquietud central de este repertorio visual inicia en la urgencia de responder a la necesidad de generar una exploración sobre la relación con el prójimo dentro de una sociedad que tiende cada vez más a la hiperindividualidad, a la pasividad y a la insensibilidad frente al otro. Asimismo, esta serie busca abrir una reflexión en torno a la noción del tiempo que transcurre y la densidad de los lazos familiares, pero fundamentalmente me interesa abordar el afecto como modo de resistencia ante la violencia predominante.

Esta serie elaborada con pintura fotoluminiscente, Está integrada a partir del recuerdo de familiares de mujeres desaparecidas en la ruta migratoria hacia la frontera norte en su búsqueda hacia una vida mejor. El recuerdo opera como modo de resistencia frente a la desaparición y frente al olvido.